¡Hola! Después de tanto tiempo sin publicar, os dejo el capítulo 10 de esta historia, el próximo será seguramente el último. ¡Espero que os guste!
Capítulo 10: Las consecuencias del reencuentro
Vermouth: Tienes mucha suerte de seguir con vida, Sherry. Si no fuera por esos mocosos… Pero no pienso fallar una segunda vez. Morirás, al igual que este pequeño detective.
Haibara: ¡N-noo!
Conan: Tranquila, Haibara. La justicia siempre gana, por lo que nos haremos con la victoria.
Vermouth: ¿La justicia? No me hagas reír… ni perder el tiempo. I’m ready.
Heiji y Hiroshi se encontraban en otra habitación, cruzando el pasillo a la derecha. Apenas había iluminación, solo la luz de una bombilla que parpadeaba cada un corto intervalo de tiempo, debido a su desgaste.
Heiji tenía su mano derecha en la cabeza, mientras Hiroshi respiraba jadeantemente, motivo de la conmoción de encontrarse con Vermouth.
Conan: ¿Por qué haces todo esto, Vermouth?
Vermouth: La cuestión no es preguntarse para qué, de todas formas la respuesta es para acabar con la gatita y ya de paso, contigo.
Conan: Eso ya lo veremos.
Haibara: Déjalo, Kudo. Ya todo da igual, vamos a morir.
Vermouth: Muy bien, Sherry. Veo que ser la traidora durante este tiempo te ha servido para darte cuenta de la realidad.
Haibara: Pero… hay algo que no me cuadra. Cuando Conan recibió la carta en la cocina, el profesor Agasa, es decir, tú, estuviste todo el rato en casa y es cuando… me golpeaste. ¿Cómo explicas eso?
Vermouth: Tan perspicaz como siempre, gatita. Pero eso lo sabrás a tu debido tiempo.
Mientras tanto, en la otra habitación…
Hiroshi: He-Heiji, te-tengo que acabar contigo, si no ella…
Heiji: ¿Si no ella qué?
Hiroshi: Solo uno de nosotros dos sobrevivirá, y no pienso ser yo quien pierda.
Heiji: Está bien, acepto tu desafío.
La pelea continuó como ya lo había hecho en la otra sala en la que se encontraban en estos instantes Vermouth, Conan y Haibara.
Tanaka se calmó y empezó a respirar más lento, hasta alcanzar un pulso y una respiración normal. Por otro lado, Heiji seguía doliéndose de la cabeza, pero aún así se puso en posición de luchar.
Hiroshi, que había recuperado la confianza en sí mismo, se abalanzó a Heiji para golpearle con su puño, pero éste lo esquivó. Lo volvió a intentar, esta vez con una patada y Heiji reaccionó deteniéndola con su mano.
Vermouth: I will win you, Conan and Sherry… you will die.
Conan: Look at me.
Conan pulsó el interruptor de su cinturón, preparado para que inflara el balón que traía incorporado.
Conan: No… ¡no funciona!
Conan (pensando): Es verdad, ya lo había utilizado con Hiroshi…
Vermouth: Y ahora, ¿qué vas a hacer, pequeño detective?
Conan colocó su reloj de forma que apuntara a Vermouth con su dardo tranqulizante, dispuesto a darle.
Vermouth: ¡Ja, ja, ja! ¿En serio? ¿Vas a utilizar el mismo truco de la otra vez? No me hagas reír…Esta vez vengo preparada.
Vermouth rebuscó en su bolso y sacó una pistola de dardos tranquilizantes.
Vermouth: Te propongo un reto, Conan. It’s a game. Nos pondremos en el centro de la habitación, puestos a las espaldas el uno del otro y contaremos al mismo tiempo diez pasos cada uno, entonces nos daremos la vuelta y dispararemos. El que se duerma pierde, con sus consecuencias claro.
Cuando llegó el momento, Conan se encontraba espalda con espalda con Vermouth y Haibara estaba a la izquierda de ambos.
Haibara: ¿Y-y se puede saber por qué me tengo que poner aquí?
Vermouth: Oh, Sherry, ¿no te lo imaginas? Así mientras doy los diez pasos que definirán el destino de este metomentodo, podré mirarte y almacenar todo el odio que tengo contra ti para descargarlo con él.
Haibara: ¡No lo hagas, Kudo!
Conan: No queda otra, lo voy a hacer.
Hiroshi: A pesar de tu estado, sigues manteniéndote fuerte…
Heiji: Es lo que hay, no me pienso dar por vencido.
Éste quitó la mano manchada de sangre de su cabeza, y se dirigió a Hiroshi. Lo pilló desprevenido y consiguió atinarle. Hiroshi fue caminando hacia atrás hasta chocar contra una pared debido al golpe. Colocó su mano en la boca como auto reflejo, pues le estaba sangrando.
Hiroshi: No, no estaba equivocado en absoluto. Eres bastante bueno.
Heiji: Pues prepárate para lo que está por venir, pienso acabar contigo ahora mis.… N-….no… ahora no…
Hiroshi: ¿Qué pasa?
Heiji se desplomó en el suelo y no volvió a abrir los ojos, ya que se había desmayado por el golpe anteriormente recibido que le causó la herida en la cabeza.
Hiroshi: … Ja, ja, ja. Te lo dije, jefa, ¡voy a serte útil!
Vermouth: Are you ready?
Conan: Of course.
Entonces comenzaron a desplazarse por la habitación.
Vermouth: Uno…
Conan: Dos…
Vermouth: Tres…
Conan: Cuatro…
Vermouth: Cinco… I see you, gatita – advirtió mirando a Haibara.
Conan: Seis…
Vermouth: Siete…
Conan: Ocho…
En ese instante, Vermouth se dio la vuelta, apuntando a Conan con su arma.
Vermouth: Nueve…
Conan: Di…
Vermouth, teniendo ya su pistola empuñada en su mano y a punto de apretar el gatillo, dijo:
Vermouth: Goodbye, pequeño detec…
Pero no pudo terminar la frase, porque cuando se dio cuenta, Haibara, que había estado todo ese tiempo con esa mirada asustadiza que pone cuando está en peligro, cogió un trozo de jarrón que estaba tirado en el suelo de la anterior batalla de Hiroshi contra Heiji y se lo clavó en la espalda al ver que se encontraba dispuesta a disparar a Conan antes de tiempo haciendo trampas.
Conan: Ha-Haibara…
Vermouth: N-nos has traicionado, y ya es la segunda vez, Sherry.
Haibara: ¡N-noo!
Conan: Tranquila, Haibara. La justicia siempre gana, por lo que nos haremos con la victoria.
Vermouth: ¿La justicia? No me hagas reír… ni perder el tiempo. I’m ready.
Heiji y Hiroshi se encontraban en otra habitación, cruzando el pasillo a la derecha. Apenas había iluminación, solo la luz de una bombilla que parpadeaba cada un corto intervalo de tiempo, debido a su desgaste.
Heiji tenía su mano derecha en la cabeza, mientras Hiroshi respiraba jadeantemente, motivo de la conmoción de encontrarse con Vermouth.
Conan: ¿Por qué haces todo esto, Vermouth?
Vermouth: La cuestión no es preguntarse para qué, de todas formas la respuesta es para acabar con la gatita y ya de paso, contigo.
Conan: Eso ya lo veremos.
Haibara: Déjalo, Kudo. Ya todo da igual, vamos a morir.
Vermouth: Muy bien, Sherry. Veo que ser la traidora durante este tiempo te ha servido para darte cuenta de la realidad.
Haibara: Pero… hay algo que no me cuadra. Cuando Conan recibió la carta en la cocina, el profesor Agasa, es decir, tú, estuviste todo el rato en casa y es cuando… me golpeaste. ¿Cómo explicas eso?
Vermouth: Tan perspicaz como siempre, gatita. Pero eso lo sabrás a tu debido tiempo.
Mientras tanto, en la otra habitación…
Hiroshi: He-Heiji, te-tengo que acabar contigo, si no ella…
Heiji: ¿Si no ella qué?
Hiroshi: Solo uno de nosotros dos sobrevivirá, y no pienso ser yo quien pierda.
Heiji: Está bien, acepto tu desafío.
La pelea continuó como ya lo había hecho en la otra sala en la que se encontraban en estos instantes Vermouth, Conan y Haibara.
Tanaka se calmó y empezó a respirar más lento, hasta alcanzar un pulso y una respiración normal. Por otro lado, Heiji seguía doliéndose de la cabeza, pero aún así se puso en posición de luchar.
Hiroshi, que había recuperado la confianza en sí mismo, se abalanzó a Heiji para golpearle con su puño, pero éste lo esquivó. Lo volvió a intentar, esta vez con una patada y Heiji reaccionó deteniéndola con su mano.
Vermouth: I will win you, Conan and Sherry… you will die.
Conan: Look at me.
Conan pulsó el interruptor de su cinturón, preparado para que inflara el balón que traía incorporado.
Conan: No… ¡no funciona!
Conan (pensando): Es verdad, ya lo había utilizado con Hiroshi…
Vermouth: Y ahora, ¿qué vas a hacer, pequeño detective?
Conan colocó su reloj de forma que apuntara a Vermouth con su dardo tranqulizante, dispuesto a darle.
Vermouth: ¡Ja, ja, ja! ¿En serio? ¿Vas a utilizar el mismo truco de la otra vez? No me hagas reír…Esta vez vengo preparada.
Vermouth rebuscó en su bolso y sacó una pistola de dardos tranquilizantes.
Vermouth: Te propongo un reto, Conan. It’s a game. Nos pondremos en el centro de la habitación, puestos a las espaldas el uno del otro y contaremos al mismo tiempo diez pasos cada uno, entonces nos daremos la vuelta y dispararemos. El que se duerma pierde, con sus consecuencias claro.
Cuando llegó el momento, Conan se encontraba espalda con espalda con Vermouth y Haibara estaba a la izquierda de ambos.
Haibara: ¿Y-y se puede saber por qué me tengo que poner aquí?
Vermouth: Oh, Sherry, ¿no te lo imaginas? Así mientras doy los diez pasos que definirán el destino de este metomentodo, podré mirarte y almacenar todo el odio que tengo contra ti para descargarlo con él.
Haibara: ¡No lo hagas, Kudo!
Conan: No queda otra, lo voy a hacer.
Hiroshi: A pesar de tu estado, sigues manteniéndote fuerte…
Heiji: Es lo que hay, no me pienso dar por vencido.
Éste quitó la mano manchada de sangre de su cabeza, y se dirigió a Hiroshi. Lo pilló desprevenido y consiguió atinarle. Hiroshi fue caminando hacia atrás hasta chocar contra una pared debido al golpe. Colocó su mano en la boca como auto reflejo, pues le estaba sangrando.
Hiroshi: No, no estaba equivocado en absoluto. Eres bastante bueno.
Heiji: Pues prepárate para lo que está por venir, pienso acabar contigo ahora mis.… N-….no… ahora no…
Hiroshi: ¿Qué pasa?
Heiji se desplomó en el suelo y no volvió a abrir los ojos, ya que se había desmayado por el golpe anteriormente recibido que le causó la herida en la cabeza.
Hiroshi: … Ja, ja, ja. Te lo dije, jefa, ¡voy a serte útil!
Vermouth: Are you ready?
Conan: Of course.
Entonces comenzaron a desplazarse por la habitación.
Vermouth: Uno…
Conan: Dos…
Vermouth: Tres…
Conan: Cuatro…
Vermouth: Cinco… I see you, gatita – advirtió mirando a Haibara.
Conan: Seis…
Vermouth: Siete…
Conan: Ocho…
En ese instante, Vermouth se dio la vuelta, apuntando a Conan con su arma.
Vermouth: Nueve…
Conan: Di…
Vermouth, teniendo ya su pistola empuñada en su mano y a punto de apretar el gatillo, dijo:
Vermouth: Goodbye, pequeño detec…
Pero no pudo terminar la frase, porque cuando se dio cuenta, Haibara, que había estado todo ese tiempo con esa mirada asustadiza que pone cuando está en peligro, cogió un trozo de jarrón que estaba tirado en el suelo de la anterior batalla de Hiroshi contra Heiji y se lo clavó en la espalda al ver que se encontraba dispuesta a disparar a Conan antes de tiempo haciendo trampas.
Conan: Ha-Haibara…
Vermouth: N-nos has traicionado, y ya es la segunda vez, Sherry.
Hasta aquí todo por hoy. Gracias por leer :)
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